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¿Día Internacional del T.E.L?

Un día como hoy, 30 de Septiembre, pero del año 2016, diversas asociaciones Europeas y Latinoamericanas, organizan una campaña de visibilización y difusión masiva del T.E.L. (Trastorno específico del Lenguaje). A partir de allí, en este día, se conmemora el “Dia Internacional del T.E.L.” siendo el color Amarillo, la referencia visual de esta campaña.

Un día como hoy, escribo con la intensión de reflexionar acerca de estas campañas de “visibilización de trastornos”, que vienen a reafirmar-me-nos la necesidad de cuestionar-me-nos los posicionamientos epistemológicos que las sustentan.

Las teorías no vienen solas, ni nacen solas, sino en un contexto socio-histórico determinado que les da origen. Cada una expresa, de manera implícita o explicita, una visión del sujeto y del mundo, que puede sustentar o avalar la estructura social establecida o, por el contrario, impulsar a una reflexión crítica.

El T.E.L. es un diagnóstico relativamente nuevo. Toma dimensión como tal, alrededor de la década de los ´90, a partir de la definición y clasificación de Rapin y Allen, quienes han sido referentes para todos los países de habla hispana.

Según estos/as autores/as, una niña o un niño presentaría un T.E.L. si, la limitación significativa del lenguaje no resulta explicable por un retraso cognitivo, por alteraciones morfológicas o motrices de los órganos de la articulación, por deficiencias perceptivas o por trastornos de la calidad de la relación social. Al definirlo desde un criterio de exclusión, es decir, a partir de lo que no es, se hace necesario, para su identificación, contar con criterios estadísticos basados en test y pruebas de evaluación.

Estas prueban se basan, principalmente, en provocar ciertas respuestas, a partir del ofrecimiento de determinados objetos y la verbalización de consignas por parte del niño/a, que objetiven determinada performance lingüística. Las más utilizadas son PSL, ITPA, CELF, entre otras. Estas evaluaciones ponen su acento en aspectos cuantitativos, de presencia o ausencia de las respuestas esperadas y su relación con la edad cronológica del sujeto, dejando de lado las condiciones sociales, culturales, subjetivas, así como también el proceso de vincular que se construye entre el niño/a y el adulto/a. Es por eso que, las respuestas obtenidas a partir de un comportamiento provocado, pierden validez como indicador absoluto.

Desde esta lógica, el lenguaje se asume como un objeto que puede ser parcelado y cuyos segmentos pueden ser indagados a través de pruebas estandarizadas, avaladas universalmente, apuntando a la re-habilitación de quien no “rinde” lo esperado.

 

De la universalidad y la singularidad

Ninguna de las pruebas diagnósticas, nombradas anteriormente, han sido desarrolladas en la Argentina. La mayoría de ellas provienen de las potencias mundiales que, bajo un paradigma dominante, entran a los países dependientes como el nuestro, impartiendo su ideología, sus representaciones sociales, sus lenguajes y sus definiciones diagnósticas.

¿Es posible que un test desarrollado en Europa o en EE.UU y adaptado al castellano, pueda dar respuestas acerca de lo que le pasa a la niña o al niño que tenemos enfrente? ¿Qué concepción de lenguaje, de sujeto y de salud se esconde detrás de cada una de estas pruebas? ¿Sólo este posicionamiento teórico es el avalado para realizar un diagnóstico?

La palabra diagnóstico proviene de dia (a través de) y gnosis (conocimiento).

Podemos hablar de diagnóstico como “un mirar-conocer a través de”, que relacionaremos con un proceso, con un transcurrir, con un ir mirando a través de uno mismo implicado como observador, a través de una técnica utilizada y, a través de la familia (Fernández, 2008, p.103).

Cuando miramos, ¿Qué miramos?, ¿Qué pensamos de aquello que miramos?, ¿Qué sentimos? ¿Podemos integrar?

En estos tiempos que corren, se hace cada día más visible, una de las problemáticas con las que nos enfrentamos como profesionales de la salud: el diagnóstico como una entidad en sí misma, sostenido por un paradigma homogeneizador, que apunta a la rehabilitación de una función perturbada y a la abstracción de un sujeto por fuera de su contexto, de sus vínculos, de su comunidad y de las instituciones por las que transita.

El lugar teórico que habita cada profesional dirige la mirada sobre el niño, no solo haciendo visible determinadas producciones y no otras, sino también asignándoles determinados sentidos y no otros, habilitando determinadas preguntas y no otras. El instrumento de indagación no es neutro sino el efecto de un posicionamiento ético y epistemológico (Filodoro, 2008).

Ningún diagnóstico puede desconocer la realidad social en la que las niñas y los niños nacen, crecen, aprenden y se desarrollan. Ningún diagnóstico puede desconocer que el lenguaje debe entenderse dentro de la historia y la dinámica familiar de cada sujeto. Ningún diagnóstico puede desconocer esa particular relación que el sujeto establece con el código lingüístico de su comunidad (la lengua), a partir de la construcción de vínculos primordiales que le abrirán paso al mundo de las palabras, al mundo del lenguaje.

Entonces, ¿Qué respuestas estamos pudiendo construir, desde la Fonoaudiología, a las demandas de diagnóstico que estigmatizan, encierran y nublan la posibilidad de pensar las problemáticas y sus intervenciones desde la singularidad y en cada contexto social?

Interrogarnos nos permite construir reflexiones desde la experiencia concreta, con la apoyatura necesaria en otras construcciones teóricas, para dar lugar a una Fonoaudiología que sea capaz de transformarse, que se aloje en la cotidianeidad de la vida, que es donde los procesos comunicacionales y de aprendizaje acontecen.

Bibliografía

Ainzpún, A.M. (2013). Enfoque Neurolinguístico en los trastornos del lenguaje infantil. Buenos Aires, Akadia.

Bardone, L. (2014). Adquisición, patologías y clínica del lenguaje. Rosario, UNR Editora.

Chokler, M. (2019). La Aventura dialógica de la infancia. Buenos Aires. Ediciones Cinco.

Fernández, A. (2002). La inteligencia atrapada. Buenos Aires, Nueva Visión.

Filidoro, N. (2008). Diagnóstico psicopedagógico: los contenidos escolares. Buenos Aires, Editorial Biblos.

Levin, J. (2009). Tramas del lenguaje infantil: una perspectiva clínica. Buenos Aires, Lugar Editorial.

Colegio de Fonoaudiologos de Rosario